Cines

Los Cines y la Gran Vía

A pesar de ser uno de las zonas más importantes de Madrid, no cuenta con edificios de talla arquitectónica desde los últimos cincuenta años. Prácticamente todos fueron construidos antes de la Guerra Civil; y a eso no escapan los locales dedicados al cine. El esquema arquitectónico era, usualmente, realizado para cubrir las necesidades tanto del teatro como del cine. Desde un punto de vista estilístico la Gran Vía está compuesta de una amalgama de edificios inconexos en cuanto a composición externa. No obstante, hoy en día la imagen que tenemos de esta zona de la Gran Vía es coherente.
Centrándonos en los edificios que albergan salas de cine, un primer ejemplo se encuentra en el Palacio de la MúsicaPalacio de la Musica
Palacio de la Música
, encargado a Secundino Zuazo, que dirigió la obra entre 1924-28, y que hoy se alza a la altura de la Gran Vía nº 35. Cabe decir sobre este edificio que es en su exterior, bastante frío y árido a la vista, y más hoy, ya que esta fachada esta oculta por enormes carteles que anuncian los estrenos.
También se encuentra el Palacio de la PrensaPalacio de la Prensa
Palacio de la Prensa
, situado en la calle Gran Vía nº 46. Este arquitecto importa el nuevo estilo americano, donde cuenta más la plurifuncionalidad que el edificio en sí mismo, ya que en esta nueva construcción no sólo existe un cine, sino también oficinas y locales comerciales.
El siguiente mecanógrafo que nos llama la atención es el Cines CallaoCines Callao
Cines Callao
, situado en la plaza del mismo nombre y construido entre 1926 y 1927 por Luis Gutiérrez Soto. Su dificultad principal residía en la excesiva estrechez y longitud del solar. Exteriormente la fachada presenta una serie de titubeos propios del vacilante momento artístico que atravesaba España en esa época, a la vez que el hormigón de la mole confería un aspecto bastante tosco al edificio en general.
Completamente opuesto es el edificio ColisevmCine Coliseum
Cine Colisevm
(Gran Vía nº 78, proyectado por Jacinto Guerrero entre 1931 y 1933). De nuevo, la plurifuncionalidad es la nota dominante, ya que la sala de proyección también podía ser transformada en sala de conciertos. El material empleado es de nuevo hormigón, habiéndose proyectado con esqueleto metálico el edificio de pisos. Pero donde el edificio se nos presenta más novedoso es, quizá, en su aspecto exterior, que debía ser similar a los grandes rascacielos neoyorquinos del momento. Renunciando conscientemente a cualquier tentación historicista, mirándose en la modernidad del próximo, espacial y temporalmente, edificio de la Telefónica. Este edificio eclipsó a otros como el Cine Rialto (1926-30, Gran Vía 54), el Cine AvenidaCine Avenida
Cine Avenida
(1927-28, Gran Vía, 37) el Cine Imperial (1933-35, Gran Vía, 32).
Siguiendo esta misma línea, fue construido el edificio CarriónEdificio Carrión
Edificio Carrión
, más tarde CapitolCapitol
Capitol
, (1931-33, en Gran Vía, 41), promovida por Enrique Carrión y diseñado por Luis Martínez-Feduchi y Vicente Eced. Este este edificio multifuncional satisfizo múltiples necesidades (oficinas, residencias, apartamentos...), acordes todas ellas con los nuevos ritmos de la población. Ambos arquitectos idearon un edificio de 16 plantas, que habilitaba estancias para todo tipo de oficios; entre ellos el cine que fue relegado al fondo del solar, y construido con materiales como el mármol y el granito. Lo verdaderamente importante de este cine Capitol es la excelente armonía que guarda con respecto al Paseo de la Castellana. Los edificios diseñados para albergar la sede del nuevo arte, que en los años treinta ya había conquistado el imaginario social, marcaron con su impronta, tanto arquitectónica como funcional, el perfil de la Gran Vía como la gran avenida que introducía a la capital en los caminos de la modernidad.
Así mismo, hemos de mencionar uno de los edificios más espectaculares construidos en los años 40, bajo la tutela de la Compañía Inmobiliaria Metropolitana, y obra de Julián y Joaquín Otamendi. Sito en el número 76 de esta avenida, albergaba el "Teatrocinema Lope de Vega", característico por su gran aforo y por un escenario que permitía el desenvolvimiento escénico múltiple.
Para finalizar, habremos de citar los más que modestos cines Rex y Gran Vía, sin olvidarnos del estrambótico y retórico Cine Pompeya, llamado así, tal vez, por el acusado estilo de su ornamentación exterior.
Así pues, y volviendo al comentario inicial, la conclusión principal es que el cine de hoy ha de verse todavía en los edificios levantados por nuestros abuelos antes de la Guerra Civil, aunque, ¿no tiene eso un cierto encanto?. Bien es verdad que aunque en la mayoría de los casos conservan las fachadas originales, interiormente han sufrido importantes transformaciones interiores para adecuarse a la nueva demanda, con la división de las grandes salas en otras más reducidas, a través de la constitución de los multicines.
De lo dicho hasta aquí, es fácil colegir la importancia que la Gran Vía, como proyecto urbanístico, ha tenido en la definición del Madrid del siglo XX. De hecho, puede ser considerado como una de las grandes reformas urbanas que han transformado la ciudad en el siglo XX, impregnando con su personalidad al conjunto de la capital y proyectando su influencia en posteriores proyectos de reforma y ampliación de la urbe, especialmente en el caso del Paseo de la Castellana.
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